El Banco Mundial emitió una dura advertencia para los mercados emergentes
En su reporte Perspectivas económicas mundiales, el organismo proyectó los resultados más débiles en los últimos 30 años para la economía mundial entre 2020 y 2024, incluso si se evita la recesión.
Por Gonzalo Andrés Castillo
El Banco Mundial les advirtió a los mercados emergentes que deben impulsar un rápido crecimiento económico para afrontar los altos costos de deuda que crecieron tras la suba de tasas por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).
En enero, las ventas internacionales de bonos de gobiernos de mercados emergentes alcanzaron un récord histórico de USD 47.000 millones, gracias a las economías de menor riesgo como Arabia Saudita, México y Rumania.
Sin embargo, algunos emisores de mayor riesgo están viéndose obligados a acudir a los mercados a cambio de una tasa de interés más alta. Por ejemplo, Kenia recientemente pagó más del 10% por un bono global.
"En lo que respecta al endeudamiento, la historia ha cambiado radicalmente. Hay que crecer mucho más rápido", alertó Ayhan Kose, economista jefe adjunto del Banco Mundial.
En su reporte Perspectivas económicas mundiales, el organismo proyectó los resultados más débiles en los últimos 30 años para la economía mundial entre 2020 y 2024, incluso si se evita la recesión.
Se espera que el crecimiento descienda al 2,4%, antes de repuntar al 2,7% en 2025, cifras que se ubican considerablemente por debajo del promedio del 3,1% de la década de 2010.
Esta desaceleración afecta especialmente a las economías emergentes, de las cuales un tercio no experimentó una recuperación desde la pandemia de coronavirus de 2020 y cuenta con un nivel de renta per cápita inferior al de 2019.
En este contexto, y teniendo en cuenta la posibilidad de que el conflicto de Medio Oriente escale, la reestructuración de la deuda podría convertirse en un duro golpe para muchas de las economías en fase de desarrollo.
Para Kose, si el crecimiento sigue siendo bajo, será difícil solventar esta situación, por lo que algunas naciones podrían estar obligadas a reprogramar vencimientos o negociar recortes de capital con sus acreedores.
